viernes, 21 de agosto de 2009

Capçanes-Marçà, Tarragona.

Tras casi un mes de silencio, por vacaciones regreso cargado de energía y con ganas de dar guerra. Y que mejor que empezar con otra salida trenera a tierras catalanas, concretamente a Capçanes, Tarragona.


En este pueblo hay un viaducto, el del barranco de Pradell, que se construyó en el año 1891 (Inventario de puentes ferroviarios de España). Está compuesto por 8 arcos y se encuentra en el punto kilométrico 543/515. Bajo este se encuetra la recogida de aguas de un pequeño pantano, el de Guiamets.


Bien, pues el día se prometía con muchas circulaciones, 8 mercantes y varios regionales que debian pasar por donde me encontraba. Además dos amigos treneros se encontraban en la misma línea,pero en la provincia de Zaragoza, con la premisa de avisarnos vía movil del paso de las circulaciones, y de esa manera estar preparados y calcular en tiempo su paso. Así que tras buscar la posición adecuada, con el Sol a mis espaldas y a escasos metros del arranque Oeste del viaducto, me senté a esperar, pues supuestamente en menos de 30 minutos pasaría un mercante proveniente de Tarragona y con destino Zaragoza. Y esperé, esperé, esperé, ... Al cabo de dos horas ya me convencí de que este no pasaría. Menos mal que en esas dos horas pasaron dos regionales, y al menos pillé dos 448, los antiguos intercities.


Seguí esperando y a las 14:20, albricias, pasó el primer mercante, un tolvero con destino, presumiblemente Flix, pues la malla ya no me decía nada. Este era arrastrado por la 250.008. Este modelo de locomotora, de tracción eléctrica, creo que ya lo he comentado alguna vez, se le apoda la "alemana", siendo obvio el por que de este apodo.
Tras esto decidí darme 25 minutos por si venía otro, pero mi gozo se quedó es eso, en el pozo. De camino al pueblo, paré en un sitio que me permitía fotografiar el viaducto en su totalidad, por lo que esperé 5 minutos a que pasara el Regional con destino a Ribarroja del Ebro, y así cazarlo en pleno viaducto, y la verdad, mereció la pena.


Tras esto, marché a Marçà a comer, dado que en Capçanes no estaba abierto el único bar, y comí barato y bien, 12 euros incluido postre bebida y café. En el bar, situado frente a un lavadero, me llamó la atención que había 10 señores en una mesa jugando a las cartas y solo habían pedido una botella pequeña de agua. Imagino que se estarian jugando el café o la copa, pero me resultó gracioso.

Y de la comida a la estación, donde tras otras dos horas de espera apareció el segundo mercante, en este caso el salero procedente de Manresa y con destino Flix y que pasó a las 18:03. Este venia con la doble de japonesas, modelo 269, y con 15 vagones que transportaban 30 tolvas de sal cargadas hasta los topes, es decir cerca de 900 toneladas de sal, casi nada lo del ojo y lo llevaba en la mano. Si esta cantidad de sal se tuviera que transportar en camiones, serían necesarios unos 45 volquetes de 20 toneladas cada uno, con lo que implica de consumo de carburante, contaminación, desgaste carreteras, ... Cada uno que saque las consecuencias que quiera.

Tras el paso del salero y dado que me quedaban cerca de tres horas de marcha, replegué trastos y puse rumbo a Valencia.



Ah, si yo solo pillé dos mercantes, mis amigos, Nacho y Alex, solo vieron como iban cambiando las sombras de posición.