martes, 7 de julio de 2009

24 de junio 2009 Incursión ferroviaria en Fuente la Higuera Alicante y Calasparra (Murcia).

Tercera parte, Calasparra, Murcia.

Calasparra, conocida por sus arrozales de arroz bomba, se encuentra en el interior de Murcia, y se llega a través de la autovía Murcia-Albacete, desviándose tras pasar Cieza a la derecha. Su estación de ferrocarril se encuentra a 4 Km. y se accede a ella por una carretera algo estrecha.

Llegué a las 17.30 a su estación, y la temperatura era algo más que calurosa, pues 38º C no es algo con lo que tontear. Una estación coqueta, la cual estaba siendo modernizada con un panel digital, y donde en una de sus apartadas había un tren de obras de COMSA, donde predominaban los vagones porta raíles. Esta estación, tuvo su periodo de esplendor, pues se pueden observar varias edificaciones, antiguos almacenes, depósitos, así como varias vías muertas y apartaderos.

En la estación a lo largo del día paran 4 de los 8 talgos que pasan en ambas direcciones, y que sirve para dar salida a los numerosos habitantes de la comarca, así como a los de las vecinas e incluso de la provincia de Granada, según consulté en una web de la propia localidad.

En su lado oeste, dirección Chinchilla, hay un túnel y en el este, dirección Alcantarilla, una gran curva que permite captar buenas instantáneas.

Tras investigar un poco las instalaciones, observe como el semáforo pasaba a verde, dando vía libre dirección Chinchilla al Talgo Cartagena-Madrid. Así que me preparé, busque la posición más adecuada, pero, no acerté, pues elegí colocarme en el andén principal, por lo que solo pude captar de una manera frontal la locomotora 334, sin apenas percibir el resto de la composición.

La temperatura no descendía y al cabo de 15 minutos de nuevo el semáforo pasó a verde, dirección Chinchilla. Esta vez no cometí el mismo error y me coloqué en el andén secundario. Como por esta línea solo pasan talgos y mercantes, solo cabía esa segunda posibilidad.

Al cabo de unos instantes, comenzó a escucharse un silbido y un ruido característico, y de repente apareció el tren. Era el mercante Escombreras-Getafe, que transportaba 10 vagones de butano. Este era arrastrado por una 333, la maravillosa prima. Esta vez capté el tren de una manera perfecta. De los errores se aprende, y como dice otro dicho, nadie nace sabiendo.