2 de mayo: estación de Vadollano.
Vadollano es una estación, en la actualidad abandonada, donde antaño había un gran movimiento ferroviario. De hecho aún quedan restos y vestigios de su antiguo esplendor. Aparte de las tres vías operativas, hay seis más inutilizadas y dos que podrían utilizarse como vías muertas para alguna locomotora o dresina. Junto a éstas pueden verse vestigios de tres cargaderos, uno de balasto, otro de carbón y otro de ganado, según me comentó el amigo Manuel. Esta estación dada su importancia también tenía una placa giratoria, para la inversión de marcha de las locomotoras que servían de apoyo a los ascendentes, con su correspondiente depósito de locomotoras. De la placa giratoria apenas quedan vestigios, pues con las obras de adaptación y desdoblamiento de la línea entre Vadollano y Linares, quedó enterrada con los escombros. Desde esta misma estación hay una vista inmejorable de un puente metálico, del curvón previo al acceso norte de la estación, así como de todo el recorrido ascendente antes de llegar a la estación de Vilches, lo que permite, con bastante tiempo, ver los trenes descendentes procedentes de Despeñaperros.
Vadollano es una estación, en la actualidad abandonada, donde antaño había un gran movimiento ferroviario. De hecho aún quedan restos y vestigios de su antiguo esplendor. Aparte de las tres vías operativas, hay seis más inutilizadas y dos que podrían utilizarse como vías muertas para alguna locomotora o dresina. Junto a éstas pueden verse vestigios de tres cargaderos, uno de balasto, otro de carbón y otro de ganado, según me comentó el amigo Manuel. Esta estación dada su importancia también tenía una placa giratoria, para la inversión de marcha de las locomotoras que servían de apoyo a los ascendentes, con su correspondiente depósito de locomotoras. De la placa giratoria apenas quedan vestigios, pues con las obras de adaptación y desdoblamiento de la línea entre Vadollano y Linares, quedó enterrada con los escombros. Desde esta misma estación hay una vista inmejorable de un puente metálico, del curvón previo al acceso norte de la estación, así como de todo el recorrido ascendente antes de llegar a la estación de Vilches, lo que permite, con bastante tiempo, ver los trenes descendentes procedentes de Despeñaperros.
A esta estación quería acudir desde hace bastantes años, pues al ser mis padres de la zona, cada vez que íbamos hacia Linares o Jaén, pasábamos junto a ella, y dada mi afición a los trenes siempre esperaba poder vislumbrar un tren. En fin, que el fin de semana festivo del primero de mayo, con la ocasión del día de la Madre y la visita a mis padres, me escapé a dicha estación a pasar una jornada trenera. Gracias a un colega, tenía la malla completa de circulaciones, con lo que sabía, con más o menos exactitud, el horario de paso por esta estación. Así pues, como desperté temprano, a las 9.30 me dirigí hacia la estación para llegar a las 10.10 y fotografiar antes de y media el primero de los trenes de pasajeros destino Madrid. Cual fue mi sorpresa que a los 4 minutos de llegar, y casi sin tiempo a prepararme pasó el químico procedente de Huelva y destino Vicalvaro, que tenía su hora de paso prevista hora y media después. No me pilló en la posición adecuada, pues quería estar en el anden principal y no en el central, pero pude al menos captar este mercancías arrastrado por dos locomotoras de la serie 269 y conocidas como japonesas. Os podéis imaginar que el nombre les viene por su origen de diseño.
Tras este primer encuentro, comenzó el desfile de largo recorrido y regionales que me tuvieron entretenido hasta la hora de comer, que decidí investigar y seguir un camino de tierra que había visto en el Google maps y que discurría en paralelo a la línea hasta prácticamente la estación de Linares. Tras hacer algunas fotografías en la estación y comer de manera extraordinaria a base de tapitas, regresé a Vadollano, esta vez por la carretera convencional, para no dañar más los bajos de mi coche.
Al llegar de nuevo a Vadollano para la “caza” de la tarde, coincidí con un matrimonio que llegó al mismo tiempo que yo. El hombre había vivido de pequeño en la estación, pues su padre había sido jefe de estación, y estaba recordando instantes de su niñez. Este me contó varias “hazañas” y lo conocido que era junto con su mellizo. Vamos una especie de Zipi y Zape. Tras su marcha y el paso del regional destino Jaén, apareció un señor acompañado de sus dos mascotas. En un primer momento pensé que había terminado de comer en el restaurante cercano de la estación y que estaba paseando a sus simpáticas mascotas. Pero estaba más que equivocado, pues se trataba de un miembro de la asociación de amigos del ferrocarril de Linares, que había ido a la estación a fotografiar el regional y el García Lorca. Este me contó varias historias más que interesantes de la estación y alrededores y pasamos un ratito de tertulia. En eso vimos llegar al García Lorca descendente, con sus nueve coches de viajeros. Así que nos preparamos y lo captamos. Fue un rato más que agradable y que me ayudo a pasar la tarde de una manera más amena si es posible. Tras su marcha busque una nueva posición, pues aún quedaba bastante tiempo para la siguiente circulación. Encontré una estupenda, y que he memorizado para mi próxima visita y que me permitirá fotografiar a los trenes a la entrada de la estación lado norte y en plena curva. Como me entró el cansancio, decidí no esperar y partí para la localidad de mis padres. Eso sí, cuando pueda regresaré a esta maravillosa estación.
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